De Oporto me habían hablado maravillas, como también le ocurre a Lisboa, Porto tiene muchos fans. También es un poco «o la amas o la odias» y me imagino después de haberla visitado, que es por su famosa decadencia.
Oporto tiene muchas cuestas, la gente se queja de ellas pero a mí que he estado tantísimas veces en Jaén capital, las cuestas de Oporto no me parecen gran cosa. Es una ciudad en la que no hace falta coger transporte público, merece la pena recorrerla a pie. Es una ciudad pequeñita que tiene concentrada sus atracciones turísticas casi en la misma zona.
¿Cómo moverse?
-Del Aeropuerto al centro de la ciudad, es muy cómodo coger el metro que está perfectamente conectado y específicado, una vez que aterrizas. El metro no va por un billete sencillo, hay que comprar una tarjeta y luego recargarla. La zona del aeropuerto es la Z4, nosotros fuimos a Aliados y dos tickets nos costaron sobre unos 4 euros y pico. El metro va bastante bien, pero los vagones son muy estrechos y pequeños, así que de vuelta al aeropuerto os puede pasar que vayáis como sardinas en lata.
Por la ciudad, como comentaba antes, lo mejor es recorrerla a pie y fuera miedo a las cuestas.
Viernes noche
Llegamos sobre las 20,00 al hotel. Estuvimos en el «Hotel Peninsular» el cuál no recomiendo porque estaba cochambroso no: lo siguiente. Pero eso sí, en pleno corazón de Oporto, a 1 minuto de la Plaza de los Aliados, a 1 minuto de la estación Sao Bento y a 5 de la Catedral de la Se. Pero será que me hago mayor y que cuando llego reventada al hotel, lo que quiero es tener un buen descanso y no estar pensando en que me da asco el suelo o el techo, que no tengo secador o que no hay consigna donde dejar la mochila y poder visitar la ciudad tranquilamente hasta coger el vuelo.
Dejamos las cosas en el hotel y fuimos a dar una vuelta hasta el Café Majestic y verlo iluminado por la noche. Es uno de los cafés más bonitos de Oporto, donde merece la pena probar un pastel de Nata.
Sábado
El sábado madrugamos, había comprado las entradas online para la Livraria Lello & Irmao porque había leído que había mucha cola allí para comprarlas y efectivamente, hicimos bien en comprarlas con antelación. Había cola para comprarlas y también para entrar, entonces al comprarlas online, solamente hicimos la segunda cola. Yo quería entrar sí o sí porque me encantan las librerías, pero la verdad es que había tanta gente que era imposible apreciarla y disfrutarla, una pena…Estaba abarrotada, apenas podías sacarte una foto o bajar por la escalera sin chocarte con alguien. Si que es cierto que aproveché el descuento que se ofrece con el ticket de entrada y me compré dos libros.
De la librería fuimos a ver la Iglesia Do Carmo, pero antes paramos en la Padaira Ribeiro para degustar unos pasteles y la verdad es que estaban buenísimos.
Fuimos bajando hacía la zona de la Ribeira, viendo la Iglesia de los Clérigos, donde es bastante recomendable subir a la torre para tener quizás la mejor panóramica de la ciudad, pero nosotros no lo hicimos. También paseamos por la calle de las Flores, que es una calle muy animada, dónde poder tomar algo tranquilamente en una terraza.
Y llegando a la zona del río, descubrimos la zona quizás más bonita de Oporto, además hacía un tiempo espectacular, podías ir admirando el río y el Puente Don Luis I a lo lejos, mientras se podía ir oliendo diferentes tipos de platos, por allí es bastante recomendable comer, aunque nosotros comimos en A Tasquinha, muy recomendable y también probamos la famosa «Francesinha» que bueno… igual que os digo que los pasteles están buenísimos, la «Francesinha» no merece mucho la pena probarla.
La verdad que el puente es una maravilla.
Con las fuerzas ya recuperadas, fuimos rumbo a la Catedral de la Se. No os podeís imaginar las vistas tan magníficas que hay desde su mirador y lo bonito que es el lateral de esta catedral, recomendable al 100%.
Domingo
La mañana del domingo la aprovechamos para cruzar el puente de Don Luis para visitar una bodega en el pueblo Vilanova de Gaia y nos tomamos unos vinitos en Sandeman. Esto es un «must» si vais a Oporto, que vino más bueno y además las fotos desde el otro lado de río son espectaculares.
La verdad que Oporto es una ciudad que merece la pena visitar, quizás la recomendaría como finalización a una ruta por Portugal, más que una escapada de fin de semana, pero bueno, con el tiempo tan estupendo que ha hecho, ese paseo del río, esas calles con tanta magia y ese estilo decadente tan característico de nuestro país vecino, la hacen una ciudad con mucho encanto y especial. ¡Vamos, coge la maleta!