Escocia, Ruta Highlands

Las Highlands, Paraíso Natural

Viaje Agosto 2011

Lo bonito de viajar a otros sitios, es a veces, pisar donde la historia se asentó, dónde los personajes más populares y más importantes para un país, se dejaron la piel o se inspiraron en los paisajes que en ese instante uno también puede pararse a contemplar.

Las Highlands escocesas tienen tanta naturaleza como belleza, tienen tanta historia de clanes que lucharon por territorios, por su cultura que es inevitable no imaginarse allí mismo como era su forma de vivir. Las Highlands o las tierras altas, son un espacio preciado para aquellos que quieran perderse en un mar de lagos, en un mar verde que se adhiere a esas espectaculares montañas como si fueran una piel fuerte y protectora. Es el lugar más bonito que he pisado nunca y respetado, el hombre no ha podido (y espero que no lo haga) destrozar con sus infraestructuras para coches y edificios imposibles que rompen todo un idílico lugar natural. Las Highlands todavía tienen el encanto original.

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Este verano, hice un tour con una compañía escocesa llamada MacBackpackers. Recorrimos casi todo el norte de Escocia, saliendo desde Edimburgo, pasando por sitios claves de la historia escocesa como Stirling. Stirling fue la primera parada. Llovía a mares subiendo la pequeña colina hasta el monumento de William Wallace, pero para mí, no podía ser mejor contexto aquel, ir dejándome las zapatillas en el barro y contemplar la majestuosidad del monumento sobresaliendo del bosque. El torreón es imponente, las vistas con buen tiempo, deben ser espléndidas. No fue en mi caso, porque la niebla lo empañaba todo. Dentro, hay para disfrutar de una audio guía con la historia de uno de los héroes de Escocia, sin olvidarnos de Robert, The Bruce, el verdadero “Braveheart”. Mel Gibson hizo una bonita película (a mí me gusta), pero no fiel a los hechos históricos.

Dentro de la torre, a parte de una exposición, se puede encontrar la espada que portó Wallace. Esa foto es un buen recuerdo de Stirling.

Volvimos al autobús para ir parando en bastantes sitios pintorescos de camino a Kyleakin, en la Isla de Skye. Nuestro guía, Ewan, nos contó durante todo el tour, muchísimas historias y leyendas de su tierra. Lo que más me gustó de Ewan, fue el respeto total a sus antepasados y a la naturaleza. Además de la forma de vivir con tanta intensidad todo lo que relataba.

El primer día, estuvimos en Glen Coe, es un valle rodeado de empinadas montañas con unas de las vistas más impresionantes de Escocia. Lástima que aquel día, no paraba de llover y la niebla tapaba gran parte.
Llegamos a Skye, un sitio supertranquilo, ideal para relajarse y admirar el entorno y el paisaje. Al día siguiente, visitamos Portree, la ciudad más grande de Skye en las Hébridas interiores y es quizás una de las ciudades con más herencia gaélica de toda la isla. Visitamos otro pueblecito llamado Blackford, para llegar a unas increíbles y espectaculares cascadas llamadas Rogie Falls.

Otro día, visitamos el imponente paisaje de Cuith Rain, no he estado en un sitio con vistas más alucinantes que este (y con un viento horroroso). Ese mismo día, Ewan, nos llevó a un lugar llamado Faerie Glen (Sitio de las hadas). Un lugar donde la gente va para desconectar de sus problemas, la sociedad, meditar o disfrutar simplemente de la belleza de ese pequeño paraje de ensueño, con montículos que parecen dibujados. La gente reúne las piedras que hay en el valle para recrear distintas formas, como un corazón, símbolos celtas o elementos de la naturaleza.

Otros puntos de interés son por ejemplo, Killiecrankie, Fort Augustus , Dunkeld, etc. Pintorescos pueblecitos de tradición gaélica, en los que se respira tranquilidad e historia.
Pero no quiero olvidarme de la visita a Inverness, un pueblo bastante bonito y a unos pocos kilómetros se puede intentar buscar a “Nessy” en el archiconocido Loch Ness. Jamás me lo imaginé así, es enorme.

A unas 6 millas al este de Inverness, encontramos el desolado páramo dónde se desarrolló la última batalla en suelo británico, el sangriento combate que se saldó con la derrota de los jacobitas. Este páramo se conserva tal como estaba en aquella fatídica mañana. Estoy hablando del Campo de batalla de Culloden. Un respetado lugar para los Escoceses, bañado en tristeza, parecido al ambiente que se respira en Auschwitz, sitios donde se perdieron miles de vidas humanas.

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Por supuesto, no podíamos dejarnos atrás la visita al pico más alto de Reino Unido, el imponente Ben Nevis.
Otra parada obligatoria es en el Castillo de Eilean Donan, una fortaleza situada sobre la pequeña isla del mismo nombre, al noroeste de Escocia. Admirar este castillo sobre el Lago Duich, puede trasportarte a siglos pasados o a películas muy conocidas como Los Inmortales, Braveheart o Lago Ness, ya que ha sido protagonista en algunas secuencias.

Hicimos noche en otro pequeño pueblecito, llamado Pitlochry. Es un pueblo bastante medieval, con parques muy bonitos y elementos celtas como principales protagonistas de la decoración de casas, etc.
El último día de regreso a Edimburgo, pasamos por Dunkeld, otro pequeño municipio con un puente precioso en el paseo del río que merece la pena, con una iglesia muy bonita que también tiene vista al río. Muy recomendable.

Tras Dunkeld, paramos en Saint Andrews, la cuna del golf y ciudad universitaria. Donde pudimos visitar las ruinas de la que fue la catedral más grande de Escocia y también las ruinas del castillo. Saint Andrews es una de las ciudades más históricas de Escocia y además tiene las universidades más antiguas y prestigiosas de Reino Unido. Pasear por las ruinas y por el cementerio, es un paseo cuanto menos interesante y muy bonito.

Y Saint Andrews, fue el último lugar del tour por las maravillosas Highlands de Escocia. Pudimos ver Dundee a lo lejos, antes de que Edimburgo nos recibiera de vuelta.

Me hubiera gustado que el tour hubiera sido más de hacer senderismo y poder disfrutar más de los entornos naturales, pero he aprendido mucho de esas mágicas tierras y sus gentes. Todo lo que lucharon por ese sentimiento que les une tan fuerte a sus páramos, montañas, lagos. Escocia tiene un lazo estrechísimo con la madre naturaleza y eso aún se huele en el ambiente y es totalmente maravilloso, sentir la paz y la tranquilidad que allí se disfruta.

A veces, en el autobús mirando al horizonte, uno podía ver a los Highlanders con sus animales o luchando en las batallas o simplemente, tumbados en la ladera de una montaña.

Las tierras altas de Escocia, son un paraíso natural, imprescindible visita para aquellos amantes de la naturaleza en todo su esplendor y a los que siempre les haya llamado la atención la cultura celta, gaélica escocesa. Si tengo que finalizar es con un adjetivo, maravillosa. Escocia Maravillosa.

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